El sedentarismo se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la falta de actividad física está relacionada con enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte a nivel mundial. Si más personas se mantuvieran activas, se podrían evitar entre cuatro y cinco millones de muertes al año.
El sedentarismo no es el único factor de riesgo; el estrés, la mala alimentación, el tabaquismo, el consumo de alcohol, el sobrepeso y la obesidad también contribuyen significativamente. La actividad física, por otro lado, es esencial no solo para la salud cardiovascular, sino también para prevenir enfermedades como la diabetes y el cáncer, además de mejorar la salud mental y reducir la ansiedad y la depresión.
Estas son algunas recomendaciones de la OMS:
La OMS ha establecido directrices claras sobre la cantidad de ejercicio que se debe realizar en diferentes etapas de la vida.
Los niños y adolescentes necesitan al menos 60 minutos diarios de actividad física,
Los adultos deben acumular entre 150 y 300 minutos de ejercicio moderado o entre 75 y 150 minutos de actividad intensa por semana.
Para las personas mayores de 65 años, la recomendación es similar, con un enfoque en la prevención de caídas y el mantenimiento de la salud ósea y funcional.
La pandemia tuvo impacto negativo en la salud cardiovascular
La pandemia ha exacerbado el problema del sedentarismo, especialmente debido al aumento del teletrabajo y la reducción de la necesidad de desplazamiento. Esto ha tenido un impacto negativo en la salud cardiovascular de la población, subrayando aún más la importancia de la actividad física regular.
Promover un estilo de vida activo es crucial para combatir las enfermedades crónicas y mejorar la calidad de vida en todas las edades.
Es mejor prevenir que lamentar...
La prevención de enfermedades es crucial para mantener una buena calidad de vida. Adoptar hábitos saludables, como una dieta equilibrada, ejercicio regular y chequeos médicos, permite identificar y tratar enfermedades en etapas tempranas, reduciendo así el riesgo de complicaciones graves. Además, la prevención no solo protege contra enfermedades físicas, sino que también contribuye al bienestar mental y emocional.
Implementar prácticas preventivas y mantener un estilo de vida saludable es esencial para evitar la aparición de enfermedades crónicas y mejorar la longevidad. Tomar medidas proactivas hoy garantiza una vida más saludable y plena en el futuro.
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